Las celdas se alineaban en un largo corredor que contaban con dos salamandras para la calefacción, una en cada punta del mismo, o sea que los cuartos que quedaban en la zona central jamás recibían calor, téngase en cuenta el frío extremo del invierno fueguino, y según se registra en éstas celdas se ubicaban a los reos más peligrosos y a los más encarnados enemigos políticos, registrándose muchas muertes por congelamiento
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